Capítulo dos – Akarna.

• • En ‘El Ragnile’, es común que una mujer esté al mando de un grupo de personas, usualmente, el número de personas que conforman este grupo rondan unos treinta.

***

Un día fue suficiente para que mi mundo se fuera patas para arriba.

Un día, en vez del típico sonido mecánico de la alarma sobre el escritorio, Seo Jiwoo se despertó con un mundo de gente mirándola. Ella estaba dentro de alguna construcción de color blanco puro y de columnas largas, donde se encontraba toda esta gente. Sin pensarlo mucho, ella podría describir ese sitio como un templo.

Estaba al centro de todas estas personas.

Estaba sentada en un lugar que se parecía mucho a un altar. Vestía el mismo pijama con el que se había acostado el día anterior, y sorprendentemente, el cambio de lugar y de ambiente no la desconcertó.

Uno de ellos se acercó a ella, parecía un sumo sacerdote.

Una túnica elegante, una gran corona sobre su cabeza, la gente se inclinaba ante él a medida que caminaba entre la multitud.

Aunque no era el tipo de ropa que ella estaba acostumbrada a ver, ella se dio cuenta de que este era un espacio que la gente consideraba sacro. Si este lugar era un templo, esa persona que se acercaba parecía ser un obispo, pero él se reverenció hacia ella de manera educada, Jiwoo no podía estar más confundida.

Él abrió su boca.

– Gusto en conocerla, Akarna. Para mí es todo un honor.

Impresionantemente, Jiwoo le pudo entender a pesar de que él no estaba hablando en corenao, ella había entendido este idioma extraño.

– ¿A-Akarna?

– Tú eres el guardián Akarna, quien descendió de los cielos para promulgar la voluntad de Dios.

– Ah…

Jiwoo dejó escapar una reacción un poco estúpida, pero no fue porque ella estuviera de acuerdo con lo que él acababa de decir, sino porque ella había entendido el discurso más no podía hablar su lenguaje.

Al escuchar esto, el hombre quien parecía un sumo sacerdote le sonrió a Jiwoo, la cual se mostró más cautelosa. Y sacó una espléndida daga del bolsillo de su pecho.

Sin siquiera poder reaccionar, este tomó el brazo de Jiwoo y le cortó la palma en un instante. Ella se estremeció y soltó un pequeño grito, pero increíblemente, no sintió un dolor muy intenso.

Comparado con la cortada de un cuchillo, el dolor que sintió fue más bien parecido al de la picadura de una aguja. La sangre bajaba sobre su palma, pero se detendría rápidamente y notó que ni siquiera le había quedado una cicatriz.

– Esta es la prueba más pura de que Akarna fue favorecida por los dioses, y…

Enseguida, el sacerdote se cortó la mano con su daga y tomó la mano de Jiwoo antes de que ella pudiera decir o hacer algo antes, para después guiar la sangre de Jiwoo sobre su herida.

Y tan solo bastaron que algunas gotas cayeran para que la herida se curara tan rápido como la de Jiwoo.

– Esta es la prueba de que Akarna vino directo desde el cielo para promulgar la voluntad de Dios aquí en la tierra.

El cura le sonrió amablemente, Jiwoo solo abrió su boca con sorpresa.

— ¿Necesita que le haga otra demostración?

— ….

— Puedes decir ‘sí’ o ‘no’.

— … No

Él parecía amable a primera vista, pero daba la impresión de que esa sugerencia no era solo una sugerencia.

Desde ese día, Seo Jiwoo empezó a vivir en el templo, en ese mundo tan raro y poco familiar, Antes de siquiera adaptarse a su nuevo ambiente tuvo que aceptar su posición allí primero.

‘Akarna’ era por lejos la más alta posición en el templo. Antes de siquiera poder decir su nombre, Seo Jiwoo ya era tratada como Akarna. Al principio, le costó adaptarse, incluso casi olvido, su verdadero nombre.

También el lenguaje era un gran problema, era muy difícil comunicarse asertivamente tan solo entendiendo este para nada familiar lenguaje. Era afortunada de poder entender y escuchar las palabras, pero en cuanto ella trataba de hablar, solo le salían galimatías*.

N/T: (Esto es como decir ‘garabatos’ pero versión palabras)

No podía sacarse de la cabeza la sensación de que los sacerdotes y curas estaban frustrados por no poder entenderle cuando hablaba, incluso a veces era completamente ignorada.

Mientras tanto, ella tenía que cumplir con sus obligaciones como Akarna, su deber era el cuidar de los enfermos y de eliminar la miasma de la tierra.

N/T: (La miasma era un olor que desprendían las cosas descompuestas que podían enfermar a la gente)

La persona que fuera Akarna era mandada a cumplir con ello. Los enfermos eran cuidados y alimentados con la sangre de ella, también tenía que ayudar a purificar la tierra infestada por el miasma. A ella no le gustaba mucho hacer tales deberes, ella no era Akarna, ni mucho menos la guardiana de Dios.

Si siquiera existiera tal cosa como un Dios real y un Dios quien le confiara esos deberes, ¿no debió ser informada de antemano? Pero, en el templo, sus opiniones ni siquiera eran tomadas en cuenta o escuchadas. Privada de las libertades de la vida moderna: Cuando ellos le pedían ir, ella iba, cuando ellos le pedían que viniera, ella venía.

Además, el templo dependia mucho de Akarna, sin embargo, a ellos no les importaba la seguridad de Soo Jiwoo en lo absoluto, pensaban que si Seo Jiwoo moría, la Akarna que residía dentro de su cuerpo simplemente se transferirá a otro.

Si Jiwoo faltaba a sus deberes como Akarna, sería asesinada sin ningún tipo de compasión, pensarían que el espíritu de Akarna se encontraba en el cuerpo equivocado. El viejo hombre que se encontraba en el templo, siempre le hablaba con cierta amabilidad, pero al final, siempre se tornaba rudo.

Pensó miles de veces en escapar del templo, pero este nuevo mundo era simplemente muy desconocido para Seo Jiwoo. En este mundo estaba permitido el sistema de servidumbre, por lo que sabía que una extranjera quien entiende el idioma, pero no lo puede hablar, sería inmediatamente convertida en esclava. La única manera que encontró Jiwoo para vivir, fue seguir viviendo en el templo.

Al final, con el paso de los días, ella se iba deprimiendo más y más.

Cuando apenas tenía tiempo a solas, Jiwoo se agachaba sobre la sombra del templo sin hacer nada. Lo único idéntico que tenía este nuevo mundo a Corea era el hermoso cielo azul, por lo que se permitía olvidar su realidad un poco.

– ¿Por qué lloras en un lugar como este?

Fue la primera vez que ella lo vio y lo conoció.

Ella ni siquiera se levantó de su lugar, simplemente giró su mirada hasta donde sonaba la voz. Él era un extraño que iba acompañado con un par de caballeros. Era una cara desconocida para ella, nunca lo había visto en el templo, donde, a propósito, ya llevaba viviendo un año.

Parecía brillar estando de espaldas al sol, incluso ella ni siquiera podía mirar al frente. Este hombre era muy apuesto, tenía un pelo negro realmente impresionante, su frente era limpia y sus ojos rojos brillaban debajo de sus cejas pobladas; su aspecto le daba tanta confianza como la de un sol; su nariz en alto y su mandíbula angular lo hacían ver más elegante incluso.

Jiwoo se frotó sus ojos con el dorso de su mano. Pensó que él estaba diciendo cosas raras, pero en verdad se le llenaron sus ojos de lágrimas.

– Gracias…

– ¿Hmm…?

Él no estaba ofendido. Simplemente, estaba un poco curioso.

Jiwoo aún no sabía cómo hablar muy formalmente, por lo que estaba sudando excesivamente. El hombre no le cuestiono nada, pero los caballeros que lo acompañaban se veían sorprendidos sorprendidos.

Jiwoo se inquietó ante la bizarra visita.

El que terminó con esta incomodidad fue uno de los sirvientes del templo, quien estaba mirando a Akarna.

– Ak, ¡Akarna!, ¡aquí estás!

El sirviente corrió frente a Jiwoo, está, atónita, pronto se percató de la situación y les dio alguna excusa.

– Saludos, su majestad, el príncipe heredero… La A-Akarna no sabe muchas palabras aún…

– ¿Akarna?, ¿es ella?

El príncipe heredero miró a Jiwoo y le sonrió de una forma algo pintoresca por un momento.

– Si no sabe muchas palabras aún, ¿significa que aún está en el proceso de aprendizaje?

– Sí, sí, su majestad, está en lo correcto.

– Entonces, Akarna, ¿te gustaría que te enseñe a leer y a escribir?

Jiwoo y el sirviente se sorprendieron al mismo tiempo. El príncipe heredero no paraba de sonreírle ni de sostenerle la mano a Jiwoo, quien estaba algo rígida ante este acto.

– Vine a conocer a la Akarna de esta generación, y parece que vine al lugar indicado. El imperio está recibiendo mucha ayuda gracias a ti, Akarna, por lo mismo quiero ayudarte también a través de esta oportunidad. Me quedaré en el castillo por un tiempo, así que… Pasa algo de tiempo conmigo.”

Jiwoo necesitaba desesperadamente aprender el idioma que solo podía entender.

En el templo se le fueron otorgadas dos opciones: sí o no, e incluso si ella intentaba expresar una opinión diferente a ello, sería rechazada de inmediato, ya que la Akarna debía ser el modelo a seguir dentro del templo.

Ya sea dentro o fuera del templo o en otra área, siempre tuvieron una actitud de apoyar a Jiwoo como Akarna con un semblante agobiado. También fue porque no progresó ni siquiera cuando intentó aprender.

Era la primera vez que alguien así se acercaba a Akarna así, Jiwoo anhelaba cualquier tipo de comunicación o relación con otro ser humano, entonces terminó por tomar también la mano del príncipe.

Su nombre era Aleph. El príncipe heredero, Aleph, del imperio de Kaabaude, el más grande y poderoso país en el mundo. Él era el príncipe heredero y el héroe quien lideró el pueblo a la victoria.

Él se veía de su misma edad, pero él ya había ido al campo de batalla a liderar la victoria. Ella estaba curiosa acerca de él tanto como este hablaba.

– Akarna, ¿aprendes rápido, no?, ¿habías estudiado antes?

Cuando el príncipe heredero se ofreció a enseñarle, este estaba bastante impresionado de la facilidad que tenía Jiwoo para aprender.

– Fui a la escuela desde muy pequeña.

– Desde la infancia. Tener la oportunidad de estudiar a una temprana edad no es fácil en el imperio… Y parece que lo experimentaste por mucho tiempo.

El príncipe volvió a tomar su mano repentinamente.

Jiwoo pensó que su corazón se saldría de su cuerpo, pero él tan solo le miró las huellas que habían quedado en sus manos después de sostener el bolígrafo por tanto tiempo. Jiwoo trató de calmar su ruidoso corazón, y dijo:

– Sí, um… ¿Al menos 16 años, quizá?

– Te ves jóven.

Este imperio se desarrolló más rápido que otros, y estaba siempre avanzado en muchos sentidos, aun así, la educación pública no era tan desarrollada ni moderna como en Corea. ¿Siquiera se podía comprar este lugar con Corea?, mirando la apariencia de la gente y su estilo de vida, se podría decir que ella podría estar en la Europa medieval.

Al final, Jiwoo escogió sus palabras con cuidado y le dio una respuesta.

– Es muy común en mi tierra natal.

– De igual manera, es un placer que sea divertido enseñar.

El príncipe no solo vivía en la corte, también viajaba alrededor del campo de batalla y conocía a mucha gente. Entonces, Jiwoo tenía la oportunidad de aprender muchos idiomas y acentos a través de él.

Pero ese no era el punto. Mientras Jiwoo estaba siendo arrastrada aquí y allá, el príncipe heredero aparecía y no solo le daba a Akarna un horario flexible, sino que también le daba un momento para respirar de todos y de todo.

En realidad, Jiwoo, quien estaba acostumbrada a la cultura de las horas extra de Corea, vivió su vida sin darse cuenta de lo difícil que era, y es más, incluso si ella lo hubiera sabido, no le habría servido de nada.

El templo ni siquiera intentaba resolver las dificultades que tenía la Akarna para comunicarse, incluso ella empezó a pensar que podría ser intencional. Entonces, al menos, parecía que al príncipe no le importaba mucho enseñarle a Jiwoo, algo por lo que Jiwoo se sintió muy agradecida con él.

Un día, durante su clase, él dijo:

— No siempre puedes estar todo el día estudiando. ¿Por qué no salimos juntos?

— ¿Cómo? ¿Dónde…

— Sígueme. El templo te impone una regla que es muy anticuada.

— Pero…

— Ahora mismo, en un momento como este, tan solo di ‘Vamos, su majestad’.

Él guiaba a Akarna, le hablaba como un buen maestro.

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