Capítulo 6

— Puedo proveerle una base fuerte a Aleph además de herederos nobles, y en su lugar tú puedes darle la bendición de Akarna.

—…

— Me agrada. Creo que nos llevaremos bien. ¿Qué te parece si cedo un poco de terreno?

Debió decirlo como un cumplido. Su risa se asemejaba más a puro favoritismo que a un movimiento pasivo-agresivo hacia un enemigo.

Pero el corazón de Jiwoo se congeló en un instante. Ese día de verano, él la besó hasta el punto de sentir que la pasión llegó a su clímax sin apagarse ni por un instante, y aun así, logró extinguirse.

Esta persona lo llamaba Aleph.

Jiwoo aún se refería a él como alteza.

— Parece llamar a su alteza por su nombre.

— Oh cariño. Por supuesto. Nos vamos a casar.

—….

— Y no importa que seas Akarna, sigues siendo una plebeya.

Así eran las cosas en las tierras del imperio sagrado.

Aunque cumplía su trabajo diligentemente como Akarna, no se le pagó, y ni una vez se la consideró una sirviente de Dios sino del imperio. Fue por el príncipe que pensó que eso era algo bueno, incluso si era forzada a tolerar la situación. Fue por su amante.

Pero tal vez estaba sola en esto.

Sin importarle lo que Jiwoo estaba pensando, la mujer continuó hablando de sus experiencias.

— No sabes todo lo que sacrifiqué por él. Eso incluye haber reconocido tu existencia.

La charla sobre círculos sociales ruidosos continuó, y con Jiwoo en silencio, no sentía curiosidad alguna.

Los tres fueron un tema de discusión de considerable escrutinio.

El apasionado príncipe de la corona, que no renunciaría a su amor, aunque la infértil Akarna reduciría su estatus. Su benevolente prometida, quien no dudaba de él. Y Jiwoo, que se convirtió en un obstáculo en la brillante vida del príncipe.

¿Eso era todo? ¿Así eran las cosas? ¿En serio?

¿Ella era la única tonta que se preocupaba por estas cosas?

Fue capaz de dejar el pasado atrás por amor, solo para vivir en el presente, y ella podía soportar lo que sea mientras creaba un futuro con una persona especial.

El príncipe Aleph no era así. Su amor estaba calculado desde el principio. Ni siquiera por un momento el amor se volvería su prioridad por encima de su propósito. ¿Acaso el príncipe trataba de mantener esta relación hasta que ella llegara al límite?

¿Él a qué renunciaba?

A nada. Es más, usó el asunto para solidificar su buena imagen.

Se sintió como si hubieran arrojado su amor al suelo y lo hubieran pisoteado. Fue una idiota que echó todo a un lado en favor de Aleph y el amor. Pensó que todo estaría bien estableciéndose en esa realidad siempre y cuando tuviera a Aleph. Sería mejor deshacerse de todo lo que la hacía ella misma en su vida pasada y empezar de nuevo.

«Te amo”

La tímida confesión de Aleph cruzó su mente.

Tal vez la amaba. Pero él no era el tipo de persona que renunciaría a algo valioso para él solo por amor. Su amor por Jiwoo no era suficiente para requerir un gran acto de sacrificio.

Sí, eso es, eso era lo correcto. Pensándolo razonablemente, eso estaba bien. Él era un miembro de la familia imperial, y ella era meramente un cascarón reemplazable por la siguiente Akarna.

No sabía cuándo moriría debido al frecuente envío de Akarnas a los paramos.

Ella no podía dar herederos. El príncipe no había hecho nada mal.

Además, él no iba a hacerla a un lado, solo iba a darle un lugar realista en su vida. ¿No era eso razonable?

¿Pero qué había de ella? Nadie le pidió su opinión ni le preguntó cómo se sentía. Le dijeron que era un honor lo que ellos habían decidido por ella y que debía aceptarlo.

Sus manos se formaron en puños. El cuerpo le tembló desde los pies a los hombros.

— Esa no era la única solución.

— ¿Hmm? ¿Y qué otra solución hay? Oh, jajaja. Ni hablar.

Puso a un lado el abanico que había usado para echarse viento suavemente. Lo que ella vio en sus ojos fue lástima. La mujer encontraba cómico que esperara más en su posición.

— No habrás creído que Aleph rechazaría mis términos y te elegiría a ti, ¿O sí?

Miles de palabras fueron y vinieron en su cabeza, pero solo una palabra salió de su boca.

— Ja.

Recuerda con claridad lo que pensó ese día.

Al final del día ella era una extraña en ese mundo.

***

*Plop, plop, plop*

El agua fría que caía gentilmente en su frente le hizo abrir los ojos. De pronto, la luz invadió sus sentidos y su visión se volvió borrosa. Luego de un largo tiempo, cuando su vista se enfocó, lo único que divisó fue una raíz de árbol goteando agua.

¿Seguía acostada ahí? Jiwoo rápidamente se incorporó.

— Agh… ah.

Su cabeza daba vueltas. Todo su cuerpo se hallaba letárgico. Se sentía extraña, como si hubiera dormido bajo el efecto de pastillas la noche anterior.

Aunque, para haber estado acostada por tanto tiempo, no tenía frío. Una tela gruesa cubría su cuerpo.

Había una fogata no muy lejos.

“Me corté con un cuchillo…”

Jiwoo miró su brazo, que estaba cuidadosamente cubierto en una tela blanca y limpia.

Solo el área de la herida estaba hinchada, y la tela estaba manchada con sangre. Jiwoo tocó ese lado sin cuidado.

— Uh.

La herida abierta dolía. Jiwoo se dio por vencida a examinar su herida y observó sus alrededores.

Por supuesto, estaba sola. No había manera de que el escolta bajara a rescatarla.

El hombre de otra raza a quien ella había purificado del miasma… ella no lo había salvado a cambio de algo, así que probablemente no tenía intención de llevarla a una aldea cercana. Aun así, dejó la fogata encendida.

*Plop, plop*

“Qué vida tan dura”

Cómo Akarna, se dio cuenta de algo después de trabajar de auxiliar por mucho tiempo. O las personas morían con facilidad, o no podían morir tan fácilmente.

Debía estar más cerca de lo segundo, siendo Akarna.

—Ooh…

Dejó salir un suspiro.

Su maldito cuerpo estaba frío y recibió con brazos abiertos el calor del fuego. Mientras calentaba sus manos, Jiwoo tuvo pensamientos sombríos.

“Cuando llegue el equipo de rescate, simplemente los seguire”

Tratar de morir impulsivamente solo para fallar en el intento profundizó su miedo a la muerte. Sufrió dolores inimaginables incontables veces antes de volver a la vida, y no quería pasar por eso otra vez.

Aunque la trataran como a una extraña aquí, no había nada que pudiera hacer al respecto. No había manera de volver a casa.

Solo porque no quería aceptarlo, o porque descuidadamente se separó del príncipe, no tenía a dónde ir. El templo no la recibiría y no creía que el príncipe la dejaría ir.

Fue cuando Jiwoo estaba perdida en sus pensamientos pesimistas que un crujido de hojas se oyó en la entrada.

Jiwoo levantó la cabeza. Y lo encontró.

Lo primero que captó su atención fue el vivo color de su cabello. Plateado con tintes ligeros de la flor, no me olvides. En la luz del sol se veía más claro que en la oscuridad.

Y la característica más grande, las orejas, atraparon su interés. No lo notó porque solo lo vio acostada, pero una de sus orejas estaba cortada a la mitad. La asimetría sobresale aun más dado la longitud de su otra oreja.

Se veía cauteloso de Jiwoo, ya que estaba despierta. Luego de un momento de incertidumbre, se acercó como si se hubiera decidido a hacer algo.

Se observaron por un instante.

—…

—…

No hubo conversación. El hombre desenrolló una tela frente a Jiwoo.

Pudo ver bayas, hongos y hierbas. Entonces él puso la carne despellejada sobre la fogata.

No mucho después, un placentero aroma se desprendió de allá. El olor de la carne lista y la suculenta fruta similar a la manzana llamó su atención, pero no tenía deseos de comer.

Luego de un tiempo, el hombre de otra raza dijo,

— Eres una forastera.

—…

Debido a la naturaleza reservada de su raza, ella solo había oído de ellos. Era la primera vez que Jiwoo conocía a uno en persona.

El lenguaje que hablaba también era extraño. No era el lenguaje oficial del imperio al que estaba acostumbrada. Le recordó a la primera vez que cayó a este mundo desconocido. Lo primero que oyó fue un lenguaje poco familiar. Este era una situación similar, en la que era capaz de entender, pero incapaz de hablarlo.

Extraños. Después de todo, todos eran extraños entre sí.

Cuando Jiwoo asintió y le sonrió al hombre, él pareció pensar que las palabras funcionaban, y le extendió una baya. Era una fruta roja que ella había estado viendo hace un rato.

— Ten, ¿Tienes hambre?

Jiwoo negó con la cabeza y se negó a comer, así que él comió una fruta primero.

— No está envenenada, toma.

—…

Aunque ella no respondió, él no se rindió y volvió a hablar.

— Ah, ¿Quieres beber primero?

Ella perdió mucha sangre, así que el agua que le ofrecía era un gesto considerado. La bolsa de cuero bañada en agua estaba fría, y ella estaba preocupada de que tuviera un olor amargo, pero sorprendentemente, tenía un refrescante aroma a menta.

— Muéstrame tu herida.

Luego de confirmar que Jiwoo estaba bebiendo el agua, tomó su brazo y le quitó la venda.

Reveló una herida casi curándose. Era el mismo brazo que fue cortado por la daga que él blandió, y el que Jiwoo cortó por su cuenta. ¿Pero no fue él quien atacó primero?

Jiwoo retiró su brazo con cierto nerviosismo. Al perder el contacto de su mano, él dijo rápidamente,

— Me disculpo por atacarte.

—…

— ¿No puedes hablar?

Jiwoo, que no quería lidiar con él a menos que fuera necesario, eventualmente se rindió y alzó la voz.

— Solo puedo hablar el idioma Imperial.

Pasó un tiempo, y él respondió con palabras idénticas a las de Jiwoo.

— De acuerdo.

Él no tenía el acento que ella acostumbraba a oír, pero definitivamente era el mismo idioma.

— …No sé si mis palabras suenan correctamente. Es mi primera vez hablándole a un humano.

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