Capítulo 7

— También es mi primera vez hablando con alguien que tiene… orejas puntiagudas como tú.

El hombre descrito como “orejas puntiagudas” frunció el ceño. Sus largas orejas temblaron, añadiendo más a su reacción.

— Nosotros, los hijos de Elandos, solo somos llamados de esa forma por los humanos.

— …

— Ustedes son los únicos que tienen las orejas cortas.

El lenguaje fluyó en sus oídos como si se tradujera automáticamente, aunque no pudo entender qué significaba Elandos.  De todos modos, se dio cuenta de inmediato que él se había ofendido.

Las palabras “orejas puntiagudas” no eran usadas por ellos para referirse a sí mismos, sino que las usaban las personas del Imperio y, por lo general, no se usaban de forma positiva ni siquiera en el mundo del que Jiwoo provenía.

 “Es una palabra discriminatoria.”

Estaba claro que había cometido un desliz, así que se disculpó enseguida.

— Lo siento. Aún no he aprendido mucho vocabulario.

La conversación terminó ahí. Entre el silencio, solo se podía escuchar el sonido de la fogata.

Miró fijamente a Jiwoo, que ni siquiera había comido la carne cocida y mucho menos las bayas, y dijo en un tono un poco más suave.

— Entonces no deberías hablar un idioma con el que no estás familiarizada.

— …

— Me alegra que la herida no sea tan profunda como pensé. Sígueme, primero hay que lavar y desinfec-

— No es necesario.

Sujetó uno de los brazos de Jiwoo, pero ella se alejó. Sin embargo, no se rindió y tomó su brazo una vez más. Jiwoo encogió los hombros avergonzada y lo miró.

— Sé que me salvaste de ser absorbido por el miasma.

— Ah… ¿Entonces por eso vas a llevarme?

Su rostro se transformó en un ceño fruncido.

Era un hecho, Akarna no era útil solo para el Imperio; las bestias no solo atacaban a los humanos. Parecía que esta persona también había sido herida de gravedad por una bestia y estaba a punto de morir en un lugar donde nadie podría haberlo encontrado.

Tal vez se beneficiaría de tener a Akarna, sin embargo, frunció el ceño y sus largas orejas se inclinaron.

— Sé que estás malentendiendo, pero no es así. Lo más educado es recompensarte por salvarme.

— No lo necesito.

— Entonces al menos déjame guiarte a una aldea humana.

— Alguien vendrá a rescatarme.

Entonces su voz, que había estado hablando sin parar, se detuvo de repente.

— ¿Si…?

Después de llegar tan lejos, parecía no tener nada más que decir. De todos modos, a esas razas no les agradaban los humanos, parecía ya un gran favor de su parte guiarla hacia una aldea humana.

Pero no se puede forzar un favor en alguien que continúa negándose.

En su lugar, dejó todas las bayas y las bolsas de cuero con agua que había traído. Envolvió la carne cocinada en la fogata en hojas anchas y la dejó junto a las frutas.

Además, al ver la ropa delgada de Akarna, chasqueó la lengua y se quitó la capa, poniéndosela a Jiwoo. Se levantó y frunció los labios como si fuera a decir algo, pero al final se fue.

Jiwoo, ahora sola, se apoyó en la pared de tierra y cerró los ojos. Tenía que agradecerle por dejar comida y agua, pero no tenía las fuerzas para poner las palabras en su boca. Cerró los ojos por un momento y, cuando los abrió, la oscuridad la rodeaba.

La fogata estaba casi apagada.

Jiwoo agarró la capa que envolvía su cuerpo. En el apacible bosque, podía oír los gorjeos de los pájaros, los bichos de la hierba y los grillos.

Por supuesto, no había nadie a su alrededor.

˗ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ

El grupo de rescate no vino a Jiwoo inmediatamente.

Había pasado dos noches en una cueva tan visible y seguían sin encontrarla. Jiwoo salió de la cueva y siguió el camino por el que había pasado y volvió a subir. Había un gran desprendimiento de tierra y el carruaje cayó allí, así que pensó que podrían encontrarla con facilidad, pero se equivocó.

Los árboles que se extendían hasta el cielo eran frondosos y la hierba crecía fuerte. No era un lugar muy frecuentado por la gente, así que no era fácil caminar.

Además, el efecto de la caída desde un lugar alto aún no había desaparecido, por lo que aún le dolían mucho las piernas. Caminar cojeando solo hacía que Jiwoo estuviera aún más agotada.

En realidad, todo se veía igual. Caminó durante mucho tiempo, pero solo sentía que daba vueltas y vueltas por el mismo camino.

Jiwoo, que daba vueltas por el denso bosque, se detuvo en un espacio donde fluía un fino arroyo de agua. Era agua clara que reflejaba su cara como un espejo.

Recogió agua con las manos, bebió y se lavó la cara cansada varias veces. Entonces se dio cuenta de que su cuerpo tenía mucha fiebre.

“Seguir así será doloroso.”

Aprendió una cosa mientras vivía en Akarna: su cuerpo se recuperaba rápidamente de los estímulos externos, pero no del estrés interno; y ahora era eso lo que le pasaba.

ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ

Cuando despertó, sintió como si su cuerpo flotase de alguna manera. También percibía un olor agradable. Jiwoo siguió inconscientemente el olor y enterró la cara, luego volvió en sí.

Alguien la llevaba en brazos.

Cuando Jiwoo, sobresaltada, se levantó e intentó escapar, él la detuvo.

— Eh…

— Quédate quieta.

— Qué… ¿Qué pasó…?

— Has estado inconsciente durante tres días. ¿No dijiste que alguien vendría a recogerte? ¿Por qué no ha venido nadie?

— Bájame, bájame…

— No puedo bajarte, podrías morir.

Era verdad, sin embargo, ella no estaba tan dispuesta a aferrarse a su vida.

Sin saber lo que ella estaba pensando, ajustó la posición de Jiwoo a su espalda, y empezó a caminar de nuevo.

No podía dejarse llevar así. Si se alejaba más del lugar del incidente, nunca sería rescatada. Tenía que volver ahora.

Como si supiera lo que Jiwoo estaba pensando, habló.

— Ten paciencia, te enviaré de vuelta una vez que te recuperes.

Al escucharlo, Jiwoo detuvo sus movimientos, ya que había estado retorciéndose y haciéndolo sentir incómodo.

— ¿Me enviarás de vuelta?

— Sí. Te enviaré de vuelta a tu ciudad natal sana y salva.

— …Ciudad natal.

No sabía exactamente dónde estaba la ciudad natal de Jiwoo, así que debía referirse al Imperio.

Pero cuando oyó la palabra ciudad natal, solo le vino a la mente un lugar. Le dolía el cuerpo, lo que lo hacía aún peor. Y extrañó aún más a ese hombre.

— ¿De verdad me enviarás de vuelta una vez que esté bien?

— …Sí.

Jiwoo soltó toda la tensión de su cuerpo.

— Quiero ir a casa…

Ni siquiera esperaba que ese deseo se hiciera realidad. Aun así, su corazón estaba relajado, porque tan solo con escuchar esas palabras era suficiente.

˗ˏˋ꒰♡ ꒱´ˎ

Con el tiempo, la fiebre empeoró y enfermó gravemente.

Hubo un tiempo en que esto le ocurría debido al frecuente exceso de trabajo en el templo, sin embargo, los sacerdotes no le daban ningún tipo de medicina para bajar la fiebre.

El cuerpo en el que esta vez residía Akarna parecía ser demasiado débil, por eso, era mejor dejarla morir y encontrar un recipiente más sano. Esa era la razón. Así que Jiwoo soportó el tiempo de sufrimiento sola con una criada que cuidaba de ella.

Incluso después de que le bajara la fiebre, Jiwoo no podía descansar cómodamente. Aunque sabía que no podía cumplir con su deber como Akarna, se obligó a hacerlo; porque si no, los sacerdotes intentarían matarla e invocar un nuevo cuerpo.

Así era como el templo domesticaba a los Akarna.

— Toma, come esto. Vamos.

— No, no…

Fuera de sí por la fiebre, Jiwoo no podía aceptar lo que el hombre intentaba darle de comer. Pensaba que era veneno para matarla.

— Oye, está bien.

Calmó a Jiwoo, que se había asustado en un instante, y le mostró claramente la medicina.

El líquido turbio era igual que el antifebril que ella conocía.

— Es medicina.

— ¿Me-medicina?

— Sí. Para bajar tu fiebre; es peligroso si la temperatura sube más que esto. Es necesario bajar la fiebre.

Sin embargo, su cuerpo tembloroso era incapaz de recibir la medicina o incluso beberla.

El hombre chasqueó la lengua y, tras tragarse la medicina de un trago, besó a Jiwoo.

— ¡Mmph!

Sorprendida, frunció el ceño y lo apartó, pero él la sujetó por la mejilla para evitar que la medicina se derramara.

Le repugnó el sabor amargo, pero cuando se calmó, sintió una mezcla de dulzura.

Cada vez que su lengua rozaba el líquido amargo, se volvía muy dulce.

Ahora que lo pensaba, resultaba extraño que aquel hombre no oliera a sudor sucio, quizá porque era de otra raza; más bien, era cálido y tenía un fuerte aroma floral.

Jiwoo se dio cuenta de que la dulzura que se mezclaba con la amarga medicina era el sabor de su saliva.

Su cuerpo, debilitado por no haber comido nada, siguió instintivamente el sabor dulce.

Para calmar el sabor amargo, tragó toda la medicina y entrelazó aún más su lengua con la de él.

Era un acto que hacía para vivir sin sentir ningún placer por ello. ¿Podría volver a recibir un cuidado tan incondicional? Jiwoo estaba absorta en el beso como si fuera a morir pronto si no se aferraba a ese sentimiento. Sentía la saliva espesa y dulce cada vez que sus lenguas se enredaban. Era como si estuviera bebiendo el elixir de la vida.

Al final, fue él quien la agarró del hombro y alejó sus labios.

— Uff…

Su cara, mientras se limpiaba los labios con el dorso de la mano, estaba más roja que la de Jiwoo, que tenía fiebre.

Finalmente, Jiwoo volvió en sí.

— …Lo siento.

— No pasa nada. Debes sentirte desorientada por la fiebre.

¡Buscamos personas interesadas en formar parte del scan en el área de traducción de novelas!

Los invitamos a unirse a nuestra comunidad y seguirnos en nuestras redes: https://beacons.ai/catscan/home

Visitas: 9