Capítulo 2.

La mayoría de los aprendices de magia procedían de los nobles o de la realeza. Cuando veintiún clanes de sangre sagrada se establecieron en el continente, todos ocupaban la misma posición. Pero, poco a poco, se aparearon con los nativos del continente, crearon un país y se dispersaron por todas partes. La magia proviene solo de esos clanes de sangre sagrada y la mayoría de ellos se convirtieron en miembros de la realeza, pero el linaje se fue diluyendo gradualmente. Sin embargo, de alguna manera, de alguna manera, la magia no llegó a la gente común y generalmente se quedó en la aristocracia.

Iris estaba lavando la ropa en la lavandería cuando escuchó al conde gritar. Estaba lavando la ropa de su media hermana con el rostro magullado y dolorido. Su media hermana siempre se aseguraba de que Iris lavara la ropa. Luego, le gustaba golpear a Iris y criticarla. Cada vez que Iris caía de rodillas y era golpeada, se disculpaba diciendo: “Lo siento señorita, lo siento señorita”.

Iris lavó la ropa sin expresión alguna porque sabía que la golpearían sin importar lo que hiciera. Simplemente, hizo todo lo que pudo, pero a pesar de sus esfuerzos, la paliza inevitablemente sucedería. Se había convertido en una rutina. Iris se golpeó la sien con sus pequeños puños porque le palpitaba la cabeza por los dolorosos golpes. Entonces, de la nada, alguien la agarró de la muñeca.

—Dolerá más si te golpeas así.

Iris levantó la cabeza y miró su muñeca mientras abría mucho los ojos. El hombre estaba parado al lado de un arroyo de lavandería. En otras palabras, ¡estaba flotando sobre el agua! El hombre sonrió suavemente mientras Iris parpadeaba copiosamente.

—Hola alumna mía.

Dijo jovialmente. 

—Soy Elaine y voy a ser tu maestro.

Elaine tenía entonces más de cuarenta años. Con cara de un caballero generoso, sonrió amablemente a la pequeña Iris. El dolor de cabeza de Iris se detuvo de inmediato cuando tarareo una palabra desconocida al ritmo de una melodía. Iris sacudió los ojos y se echó a reír. 

—¿Cómo te llamas? 

Pregunto gentilmente.

—Soy Iris, señor. 

Respondió vacilante, confundida por este repentino giro de los acontecimientos. 

—Puedes llamarme “maestro”. Tu serás mi discípula.

Iris, que no estaba segura de lo que era un discípulo, no respondió. Elaine tomó la ropa sucia de su otra mano, arrojó el sesto al otro lado de la habitación y luego la levantó; su pequeño cuerpo fue fácilmente levantado por el brazo de un adulto. 

—¡Ay!

Iris gritó. Y Elaine la consoló diciéndole que estaría bien.

—Deja de hacer estas tareas. Ya no es tu trabajo.

—¡Pero mi hermanastra!

Ella protestó.

—¡¿Qué estás haciendo?! 

Preguntó el conde cuando apareció repentinamente de la nada. Estaba furioso, su rostro estaba rojo como la sangre e Iris se estremeció, anticipando una paliza. Mientras se estremecía, Elaine le dio unas palmaditas en su delgada espalda y miró fijamente al conde. 

—¿Y quién eres tú?

Preguntó Elaine con severidad.

—¡Soy el dueño de esta propiedad!

Gritó, escupiendo saliva de su boca. 

Iris ni siquiera pudo mirar al conde porque su tono era muy violento. Se retorció, deseando desesperadamente que Elaine la soltara. Sintió que tenía que arrodillarse en el suelo y pedirle perdón al conde, pero Elaine no la soltó y la sujetó firmemente mientras se acercaba al conde. 

—Me llamo Elaine.

Respondió con calma.

Los ojos del conde se abrieron por conmoción.  Se rumoreaba que Elaine sería el próximo propietario de la Torre Mágica. Quedó aún más atónito cuando Elaine dijo, sin dudar.

—Estoy aquí para encontrar al aprendiz. Bajo la ley de protección mágica, Iris ahora entra bajo la protección de la Torre Mágica. Soy Elaine, la gran maga. De ahora en adelante, el nombre de Iris será legalmente Iris Elaine. ¿Entiendes? 

Gritó con voz fuerte y autoritaria. 

Los grandes magos de la Torre Mágica estudiaron y crearon una gran cantidad de magia. Fue la participación de discípulos lo que fue esencial en el proceso de creación de magia a gran escala. Las criaturas ayudaron a los magos a crear magia a gran escala, vertiendo parte de su magia en los distintos procesos. Cuando aparece un aprendiz potencialmente bueno, los magos se apresuraban a reclutarlos. Y ahora que el próximo propietario de la Torre Mágica había visitado el lugar en persona, solo podía adivinar cuán poderoso sería la manifestación de los hechizos. Pero, ¿no era uno de sus hijos, sino que era la doncella retrasada?

Era difícil de entender. El propio conde tenía sangre real, ¡pero la madre de la niña era solo una doncella! No sabia como tener un hijo conducía a alguien a la estupidez, pero el conde siempre llamaba estúpida a la madre de Iris. ¡La razón es que había tenido un hijo de la noche a la mañana! El conde había pospuesto sus asuntos personales después de haber sido culpado por ello. 

El conde negó con la cabeza.

—Ella no puede ser la aprendiz. Es una sirvienta, no, es solo una niña.

—Entonces, el conde me está insultando. ¿Estás diciéndome que soy un mago tan ignorante que no puedo leer el poder de la sangre divina? Elaine preguntó con voz fría.

El conde volvió a negar con la cabeza. 

—Eso no es lo que quise decir en absoluto. 

Se apresuró a cambiar sus palabras por unas honorables y continuó. 

—Es solo que la sangre de la niña es tan fina que es difícil de creer que pueda tener magia y me preocupa que pueda dañar la Torre Mágica.

—¡Tiene una buena magia y es poderosa! Su sangre tiene una calidad que no he visto en veinte años. ¡La Torre Mágica nunca se equivoca!

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