Capítulo 05

– No, gracias. Hoy no la necesitaré.

Respondió ella amablemente.

–Mi padre extraña los días en que estudiabas magia sobre frutas.

En esa época, Iris compraba tanta fruta que la gente pensó que sería mejor que ella comprara toda la frutería de Sammy. Fue así como se hizo su amiga. Como recibía docenas de cajas de fruta de ella todos los días, hablaban a menudo y se hicieron amigas.

—Si eso vuelve a suceder, seguro que compraré tu fruta, Sammy.

Ante las palabras de Iris, Sammy respondió mientras se frotaba la nariz pecosa:

–¡Por supuesto!

Luego bajó la voz y susurró:

—Te daré un pequeño descuento.

Iris abrió mucho los ojos y le sonrió dulcemente a Sammy. En momentos como este, pensaba en su maestro, quien le había dicho que saliera y experimentará esto. Sabía que era la oportunidad de vivir una gran experiencia, pero también quería estar al lado de su maestro. Solo quería hablar de magia con él. Sin su maestro, sin su mejor amigo, sin su padre, se sentía sola.

Iris caminaba penosamente por la calle, apreciando la dorada puesta de sol cuando, de la nada, un brazo corpulento se estiró desde un callejón y la agarró. Una daga le tocó el cuello y no tuvo tiempo de gritar.

—Iris Elaine,

susurró un hombre con voz ronca

—Mi amo te está buscando.

Mientras Iris retorcía su cuerpo, la punta de la daga puntiaguda le pinchó el cuello y sintió la sangre cálida goteando.

—Si no quieres morir, será mejor que no escupas ni una sola palabra mágica.

El hombre era sincero; Iris apenas asintió.

—¡Ja, entonces eras Iris Elaine!

Gritó la hermosa mujer que la había empujado con tanta rudeza esa mañana.

¡Paf! El sonido fue duro. Sentía como si su mejilla estuviera en llamas y el dolor le hacía llorar; Iris parpadeó rápidamente. Recibió unos cuantos golpes más en la cara, le dolía tanto que quería frotarla, pero los brazos de Iris estaban atados a la mano del hombre.

–¡Cómo te atreves!

La hermosa mujer parecía tan enojada. Pensó que la mujer se había ido, pero no era así. Había estado esperando cerca de su casa y su secuaz tenía la intención de secuestrarla frente a su casa. Parecía que conocía a la persona que era estudiante de Elaine.

–¡Cómo te atreves a encerrarme en una pocilga así durante horas!

Continuó.

Otro fuerte golpe le enrojeció el rostro. Sentía como si le hubieran prendido fuego a sus mejillas. La mujer, que ahora temblaba de rabia, la abofeteó de nuevo con todas sus fuerzas y luego se echó hacia atrás como si estuviera exhausta.

“¿De verdad es de la realeza?” Iris echó un vistazo al interior del carruaje, sintiendo que sus mejillas palpitantes se hinchaban. Parecía que realmente era de la  realeza. El método de Elaine para distinguir  «impresiones» nunca fallaba. Iris simplemente no podía creer que ella fuera de la realeza. ¿Es esto una señal de que la familia real está a punto de hundirse? ¿O es solo una línea de sucesión colateral?

Iris sacudía la cabeza  y la mujer dio una fría orden:

–No puedo perdonarte. ¡Deshazte de ella!

La mente de Iris se detuvo en seco, porque las palabras «deshazte de ella» la tomaron por sorpresa. Querían matarla. Iris abrió mucho los ojos y miró a la mujer mientras ella levantaba un labio y reía. La noble sonrisa parecía la de una diosa.

–¿Cómo te atreves a insultarme? Es un pecado que no puede ser pagado con la muerte, pero lo aceptaré porque mi corazón es grande.

El hombre que le había atado el brazo a Iris dijo con voz grave:

–Entonces me detendré y me ocuparé de ella.

Parecía que estaba limpiando cadáveres de animales. No parecía que la estuvieran tratando como a un ser humano.

Entonces la mujer le dijo: –No, hazlo delante de mí. ¡Ahora mismo!.

—No puedo evitarlo

Murmuró el hombre, casi disculpándose. El sonido de la espada al ser sacada de su funda sonó mucho más fuerte de lo que realmente era. Su corazón latía con fuerza.

¿Voy a morir? Era inimaginable. ¿Me van a matar por eso?

—Págame con la muerte

Dijo la mujer con arrogancia, como si fuera la diosa de la muerte y la espada del hombre ya estaba en alto. En ese momento, Iris comenzó a gritar sin darse cuenta, a gran velocidad:

—Yo, Iris Elaine, invoco al Hada de la Tierra.

—¡Cállate la boca!

Dijo la mujer apresuradamente mientras el antiguo idioma fluía de la lengua de Iris. La mano del hombre se cerró alrededor de su boca; ella  mordió  su palma con fuerza y él gritó mientras ella le desgarraba la carne.

—La tierra está viva, el alma que hay en ella, la respiración. ¡Muéstrame la evidencia!

El suelo tembló violentamente. Un grito resonó desde el  carruaje. Iris cerró los ojos con fuerza. Incluso si el carruaje se volcara y se dañara, sería mucho más probable que ella sobreviviera en lugar de ser apuñalada hasta la muerte.

El carruaje se tambaleó. Iris, el hombre y la mujer noble rodaron juntos; sus gritos, que rodaban como pelotas, se hicieron más fuertes cuando el carruaje se estrelló.

Iris no se dio cuenta, pero el carruaje estaba cruzando el río en ese momento y ella provocó un terremoto en el puente que luego se derrumbó, y el carruaje se estrelló en el río. La buena noticia era  que solo ellos estaban en el puente porque se estaban moviendo deliberadamente fuera de la vista por alguna razón. Lo desafortunado fue que el río donde cayó su carruaje, en un enorme chapoteo, era muy profundo y el agua comenzó a entrar en el carruaje en un instante.

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